La del mediocampista de Independiente es una de esas historias de superación, que se escriben a partir del talento. Uno de los elegidos por Sampaoli para representar a la Argentina en Rusia.
Maximiliano
Eduardo Meza, hijo de Eduardo ‘Mezita’ Meza, nació en el caluroso
verano del ’92 en Caá Catí, una pequeña ciudad con menos de 8000
habitantes fundada a comienzos del 1700, y que es actualmente la capital
del departamento General Paz de la provincia de Corrientes.
En
aquel municipio se dibujaron sus primeras gambetas, las mismas que tuvo
siempre y que gracias a Jorge Sampaoli estarán presentes en el Mundial
de Rusia.
Su camino empezó como el de tantos otros chicos que
hacen del fútbol su pasatiempo favorito. Con mucha pasión y un enorme
grado de amateurismo se crió futbolísticamente en el club “Cambá Porá”,
de su ciudad natal.
El mismo club en el que también se formó
Nicolás Contín (también jugador de Gimnasia) y Daniel ‘Keko’ Villalva,
el ex River con quien conformó una dupla que aún recuerdan quienes los
vieron jugar juntos.
Fue el ‘Indio’ Ortiz, integrante del
recordado plantel de Gimnasia ’95, quien lo observó jugando una vez y
decidió llevarlo al ‘Lobo’, entendiendo de que Maxi estaba para grandes
cosas.
Con
edad de quinta división llegó a la pensión de GELP y rápidamente marcó
la diferencia. El propio Ortiz contaría años más tarde que en una
práctica “volvió loco, le tiró como cinco caños” a ‘Tete’ González.
Pedro
Troglio también notó en él algo diferente y quiso llevarlo para la
pretemporada de primera en enero de 2012, pero la falta de lugar lo dejó
afuera cuando estaba casi en la puerta.
“Se compró botines nuevos
para la ocasión. Un día antes, le dijeron que no había lugar: quedó
solo en la pensión, entrenando con los que no viajaron y lloró una
semana entera” contó ‘Lucy’, la histórica encargada de la pensión de
Gimnasia en La Plata.
Un año entero debió esperar el mediocampista
para, por fin, debutar en primera en diciembre del ’12. Su ascendente
carrera comenzó a llamar la atención de todos en la ciudad de las
diagonales y, posteriormente, en el resto del país.
Desde
Avellaneda llegó el interés de Independiente, que en se lo terminaría
llevando en 1.950.000 dólares por el 65%, en una negociación que le
costó a los platenses la salida del técnico Gustavo Alfaro, quien lo
consideraba fundamental.
La de Meza en Independiente, es una
historia más conocido. Ariel Holan elevó su confianza al punto de
sobresaltar en él condiciones que lo hicieron diferentes. Jugó al lado
del ‘5’, por el costado izquierdo, el derecho, y detrás del ‘9’. Rindió
en todos los puestos. La rompió.
Tuvo su noche de de esplendor
ante Flamengo en diciembre pasado, cuando con un golazo colaboró a la
consagración del ‘Rojo’ en la Sudamericana. Se metió en el corazón de
los hinchas y se forjó como bandera dentro de la cancha.
Fue esa
condición de jugador importante en un equipo grande la que así como a
todos los entrenadores que lo vieron jugar, cautivó a Jorge Sampaoli.
Con
la selección apenas jugó un amistoso, y le fue suficiente. Con su
ímpetu y categoría se convirtió en el único aprobado en la infausta
noche en la que Argentina cayó derrotada ante España en marzo de este
año.
“Un orgullo Maxi querido. Perseverancia, trabajo , honestidad
y don de buena gente. Por vos tu familia y toda tu gente. T quiero
mucho”
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